sábado, 1 de octubre de 2011

JUDAS PRIEST MÉXICO 2011

México, 1 Oct (Notimex).- Los "Dioses del Metal", Judas Priest, desafiaron y "rompieron las leyes" de la capital, durante el concierto que ofrecieron en el Palacio de los Deportes como parte de su "Epitaph world tour", que logró convocar a más de 19 mil "heavymetalmaniacos" con ansias de "aliviar su dolor".

No hubo excusa para faltar a una de las citas más importantes del año, pues esta será la última vez que los "Sacerdotes", provenientes de Gran Bretaña, destrocen los escenarios a nivel mundial, y para Rob Halford, México fue una parada obligatoria, ya que alberga a los fanáticos más apasionados y dedicados de todo el planeta.

Desde temprana hora, tres generaciones desfilaron por las inmediaciones del recinto ubicado en avenida Churubusco, en la capital del país, ataviadas con las clásicas playeras del "British steel" y "Hell bent for leather.

Mientras, se hundían en la incertidumbre de la capacidad vocal de Halford, quien más adelante despejaría todas las dudas al respecto, ensordeciendo a los "feligreses" de la última fila.

El "Domo de Cobre" sufrió las consecuencias sonoras pasadas las 19:30 horas, cuando hizo su aparición el telonero de lujo Whitesnake, que comenzó a desatar pasiones, a pesar de que el recinto apenas lucía a la mitad de su capacidad.

Acompañados de una manta negra, con el símbolo de la agrupación encabezada por David Coverdale arrancó el festín instrumental con "Best years", "Give me all your love", "Love ain´t no stranger" y "Is this love", canciones que fueron interpretadas con fervor por el vocalista, quien dominó el escenario al estilo de los 80.

"Muchachos y muchachas, ¡salud!, ¿cómo están?", fueron las primeras palabras del cantante, quien gracias a su estilo arrancó los primeros aplausos de la velada, que continuó con "Steal your heart away" y "Forevermore", incluidos en su más reciente producción discográfica.


Uno de los momentos más emotivos de la presentación, y con el recinto a punto de reventar, se vivió cuando Doug Aldrich y Reb Beach protagonizaron un duelo de guitarras.

Ambos desvanecieron e hicieron suya la noche mediante los "riffs" emitidos por las liras. además de abrir paso a un solo de batería en manos de Brian Tichy, quien con baquetas y hasta con las palmas de sus manos provocó placer para todos los melómanos presentes.

Antes de retirarse del escenario, ya con la gente a sus pies, Whitesnake cerró su telón de lujo bajo las notas y líricas de "Love will set you free", "Here i go again" y "Still of the night play".

Posteriormente, el entarimado se convirtió en una aduana de acero y llena de cadenas, territorio por el cual desfilarían los más de 10 cambios de vestuario de Haldford, las portadas de sus discos más importantes como "Rocka rolla", "British steel", "Turbo" y "Angel of destruction", que estarían acompañadas por una lluvia de láser, fuego y gases, elementos dignos de un espectáculo de Judas Priest.

La misa, que también conmemoró los 40 años de la banda, arrancó violentamente a las 21:30 horas, por medio de "Rapid fire" y "Metal gods", las cuales comenzaron a derretir la estructura cobriza por medio de seis lanzallamas que iluminaron la presencia de los jerarcas del metal.

"¡Hola México!, Priest está de regreso. Bienvenidos heavymetalmaniacos. ¿Están listos?", preguntó el legendario cantante, quien continuó predicando su palabra mediante la potencia de "Heading out to the highway", "Judas rising" y "Starbreaker".

Las expectativas que rondaban alrededor de la voz de Rob comenzaron a superarse; sin embargo, su prueba de fuego aún tardaría.

Mientras tanto, desfiló con sus gabardinas largas, negras y adornadas con estoperoles y picos al compás de "Victim of changes", "Never satisfied" y la adaptación del grupo de la canción "Diamonds & rust", de Joan Baez.

Sin tregua alguna, el intérprete regresó al escenario vestido con una capa enorme, encapuchado y cargando un tridente con el icono histórico de la banda, elementos que hicieron aún más impactante el momento de "Nostradamus" y "Nightcrawler", una de las consentidas de los fanáticos.

Sin dejar de recordar la historia del grupo, Halford recordó que todos los subgéneros que han salido del metal provienen del rey de todos: el heavy metal, que continuó terminando con la armonía por medio de "Turbo lover", "Beyond the realms of death", "The sentinel" y "Blood red skies".

Uno de los momentos especiales de la noche llegó con el "cover" de Fleetwood Mac, "The green Manalishi (with the two pronged crown)"; sin embargo, al término las primeras notas de "Breaking the law" hicieron perder la cabeza del público, que se convirtió en un karaoke de 19 mil cabezas al interpretarla de principio a fin, sin la intervención vocal de Rob.

Ya con la adrenalina al máximo, Scott Travis tomó las riendas del "show" y guió a su rebaño por la senda de la perdición por medio de un solo de batería que culminó con la excelente ejecución de "Painkiller", canción que evidenció la voz magistral del histórico cantante de 60 años.

La recta final comenzó con el famoso encore, que sirvió para un regreso triunfal al ritmo de "Electric eye" y "Hell beather for leather", esta última convirtió el escenario en una autopista digna para la entrada de Haldford, montado en una moto roja, que siguió adornando el escenario durante "You´ve got another thing comin´".

El sermón concluyó y los predicadores completados por Glenn Tipton, Ian Hill y Richie Faulkner colocaron el "epitafio" en las letras de "Living after midnight", que los retiró por la puerta grande, mediante un concierto que quedará grabado en las mentes de sus testigos hasta el fin de los tiempos.

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