jueves, 21 de octubre de 2010

¿Quien chingados es Gabriel(a)?

Hace una semana que terminé de leer Nada es Para Tanto del rifadísimo Oscar de la Borbolla, y digo rifadísimo por que es un chingón para contarnos una simple historia de manera cómica, sátira y crítica.

La verdad yo no conocía a Oscarito –confieso mi ignorancia- hasta que el profe René nos mencionó sus planes de acordar una cita para poder platicar con él sobre literatura y periodismo; me arrepiento no haber conocido el trabajo de De la Borbolla durante mi pubertad, hubiera tenido grandes planes para mi vida de desmadre a partir de los 15 años, especialmente lo digo por su libro: Nada es Para Tanto… pero claro, los planes hubieran abarcado la parte cachonda y aventurera del personaje, mas no por su vida familiar y personal que esta por los suelos.

Fue chistoso elegir uno de sus libros para leer, pues tiene cerca de 21 obras publicadas y todas con muy buenas críticas, pero un par llamó mi atención en las reseñas de las librerías: Nada es para tanto y Todo está permitido; las dos tocaban la parte íntima y erótica de dos personajes: Gabriel y Gabriela respectivamente para cada obra antes mencionada, entonces pensé –Se me antoja chutarme un librín pa’ morbosear y “faltosear”-

Las dos me convencieron por su contenido erótico, su lenguaje coloquial y por que los protagonistas son cien por ciento mexicanos , y todo mundo sabe, -hasta las parisienses de la novela- lo rifados y hábiles que somos para “ponchar”; hombres y mujeres, por mas santitos y abstemios que se hagan, todos tienen su lado perverso y jariosón.

Terminé por comprar Nada es para Tanto, que era 30 pesos mas barato. Quería los dos pero uno que es pobre no se puede dar esos lujitos a veces, aunque bajita la mano convencí a mi novia de comprar el otro y así me lo pudiera prestar. Como aquel dicho mas repasado que las chicas de Tlalpan: maté dos pájaros de un tiro.

Me tomó solo tres horas terminarlo y les voy a dar solo una probadita: Gabriel es un chico mexicano -quien ya le entraba a la ‘mona’ con acetona desde morro- que heredará la maldición laboral de la familia y tendrá que confeccionar miles de cabelleras piojosas, pero su estúpido pensamiento rebelde y adolescente lo convierte de la noche a la mañana en “gigoló” ofició que termina regresándolo a su cruda y aburrida realidad.

Sarcasmo, sexo, picardía, crítica y realismo: los principales componentes de este libro. Son 157 páginas que lees en una “sentada”. Fueron 157 páginas donde me la pase cagandome de la risa y divirtiéndome. A este libro es lo que yo llamo literalmente: lectura por placer, hay momentos en los que dices –Al chile ese pinche Gabriel es un cabrón: se cogió a 3 francesas, a una costeña bien sabrosa y por ‘poncharselas’ ¡le pagan!- no pues yo quiero un trabajo así.

Después de balconearme, ya puedo hablar seriamente, aunque creo que por mi emotiva descripción ya logré meter la espinita y la curiosidad a la gente de leer a Oscar.

En fin, durante toda la historia de Gabriel identifiqué un estereotipo clásico del mexicano de aquellas tiempos, esos padres que por ignorancia y pendejismo, querían obligar a sus chamacos a heredar la profesión de su tataratatarabisabuelo; por otra parte, me parece ser uno de los primeros escritores en quebrar el tabú del sexo explícito y vulgar en la literatura mexicana, siendo una obra de finales de los 80’s la sociedad estaba ya saliendo de ese conservadurismo imbécil que se tenía en los hogares del país; retrata sarcásticamente la prostitución, la homosexualidad y la vida me la clase popular en el México de la nueva década de los 90`s.

Algo que me pareció interesante es que se burla del destino y la inmadurez ¿Cuántos de nosotros no tuvimos el pensamiento pendejo de largarnos de casa a los 18 años, solo por ser mayores de edad? Yo si lo llegue a pensar, y después de interpretar este punto me cago de la risa de mi mismo.

Peor bueno, ya les conté mi decisión para leer este libro, escogerlo y descubrir que Oscar escribe bien chingón; ahora me retiro a seguir leyendo Todo esta permitido, por que esa Gabriela no hombre es una perversota, ojala muchas chicas siguieran su ejemplo, que obvio muchas van por esos buenos pasos, por algo lo escribió este carnal, lo que me brinca y le preguntare seguro cuando vaya platicar con nosotros es: ¿Quién chingados fue Gabriel y Gabriela? ¿Habrá sido su yo masculino? ¿Se habrá topado a una chica tan sabrosa como Gabriela? El chiste es que no me voy a quedar con la duda y le voy a cuestionar, mientras tanto pues pídanme prestado el libro o no, mejor cómprenlo vale la pena, y mas si aun no se quitan el hábito de engrandecer el ‘conejo’ derecho.

domingo, 10 de octubre de 2010

LO MALO DE SER POBRE

El desayuno de los domingos siempre me ha parecido la comida mas satisfactoria y reconfortante, te aliviana la tripa después del partido de “fucho” a las siete de la mañana y te da la energía suficiente para huevonear el resto del día.

Desafortunadamente este domingo, el Reyes que me chingue anoche me cobró factura. Maldito veneno, es en estos casos cuando odio ser pobre y no tener para una buena botella.

La tripa rugiendo, las ganas de echar una “firma” y el olor del desayuno, las tres en conjunto me despertaron. La resaca me hacía ser torpe y lento, aun así llegue a la mesa lo mas apresurado que pude.

Cuando tuve mi plato de fruta con yogur enfrente, empezó el castigo. Plátano, fresa, melón, manzana y papaya ¡mmmh!, todas las frutas se mezclaban y se veían saludablemente apetitosas. La frescura se denotaba en sus colores vivos y su jugosidad. Refresqué las frutas con yogurt y miel, los dos líquidos dulces y viscosos, escurrían lentamente por los contornos de las rueditas del plátano, los cubitos de melón y los pedazos de fresa. La miel parecía lava dorada arrasando y cubriendo toda la superficie seca.

Al llevarme el primer bocado, vino la debacle. El dulce sabor de la guerrilla fructífera que acostumbro atacar todos los domingos, no fue el mismo; el gusto a mentol, tabaco y al brandy de ‘varo’ se entremezclaron con el de mi plato y me provocaron unas terribles nauseas. Mis papilas gustativas se paniquearon y no supieron degustar el desayuno, imagino que entre ellas me mentaban la madre, pues estaban bañadas y húmedas con un sabor a Coca-Cola sin gas, puro dulce, al pinche Armor all que chupé y al único ‘delincuente’ que me fumé anoche.

La confusión de sabores empezó en mis papilas, se traslado por mi laringe y desembocó en mi estómago; inmediatamente mi cerebro me lanzó el mensaje diciéndome: “Pélate de la mesa que vas a hacer un desmadre” y efectivamente, la explosión de dulce que me había preparado fue la gota que derramó el vaso. El sabor a Reyes se hizo presente los cinco minutos de estancia en el inodoro, basqueando por supuesto. La poca fruta que alcance a tragar terminó inundada de petróleo. Pobres frutitas, después de vivir en las mieles de la vida terminaron en un charco de líquido para destapar caños…y yo, con mi aliento de teporocho, me dispuse a describir la inmundicia de degustar pomos baratos y desayunar –pendejamente - como los campeones.

sábado, 2 de octubre de 2010

Mi Terca Lectura, de La Terca Memoria.

Hablar, o mejor dicho, leer las palabras del arrugado puño y letra del “titán” periodístico: Don Julio Scherer García, solo significa un par de cosas: controversia y pereza. Muchos fanáticos que predican la religión “Schereriana” me podrán tachar de inexperimentado e ignorante por decir que sus obras me dan risa y me provocan bostezos. ¡Blasfemia! ¡Arderás en el infierno! ¡pendejo!, etc, serían los insultos (exagerados e irreales) que recibiría, pero ¿Saben algo? Seguro a ustedes les pasaría o les ha pasado lo mismo.

Precisamente, hace unas horas terminé de leer uno de sus ‘sagrados testamentos’: La Terca Memoria, y reafirmo lo escrito con anterioridad.

Antes de adentrarme en sus paginas, estaba seguro que lo iba pedir prestado para fotocopiarlo porque soy re-pobre. Por azares del destino, su nietecita de Don Julio es de mis valedorsisimas de la universidad y por cierto, ella muy amablemente me lo roló . Junto con el préstamo vino una crítica no muy objetiva que digamos.

- Neta esta buenísimo el libro - dijo Sofi

Fingí demencia y dije:

- Gracias güera- y me retiré

Obviamente, haciendo honor a la fama de su abuelo materno. El chiste es que yo no le creí mucho. Leer “La reina del pacifico” y su reciente entrevista con el Mayo Zambada fue mucha faramalla para mí (aunque son buenas aportaciones, para mi formación en la materia).

Tardé alrededor de 5 horas en leerlo, repartidas en 5 días. La verdad es que lo leí con atención en la combi que me lleva a mi pueblo donde ni el ‘diablo pone la cola’: Ixtapaluca.

Desde el prologo me percaté de que efectivamente, Julio Scherer era el autor de tantas líneas mamonas, presuntuosas, con aires de divinidad y superioridad, recordemos que él es la reencarnación de Jesucristo, pero en lugar de carpintero, renació como periodista y predicador de la verdad: todo mundo lo traicionó y lo crucificaron, bueno, casi como “Jebús”, pues a diferencia de El, Scherer a nadie le otorgó el perdón, al contrario, sus aires de grandeza, aumentaron su mamonés y fomentó en sus “obras bíblicas” el rencor.

Son doscientas treinta y seis páginas, que recapitulan, esta vez de manera personal, el golpe a Excelsior. Cita mil ocho mil documentos legales, que balconean a sus enemigos. Farolea acerca de sus amistades de la farándula. Se victimiza el pobre, el siempre ha sido el blanco de la fraudulenta política mexicana. Casi casi, el libro lo plantea como diciéndonos: Yo soy un chingón y el que me hace me la paga.

Pero como todo en la vida, tiene sus puntos a favor, aun con la carente simpatía que tengo por el. Por ejemplo a manera de humor involuntario –creo yo- nos cuenta su “dificil” aventura con unas chicas de la vida galante, me hizo carcajearme un buen rato; ¿Aceptar la generosidad del señor Hank González, convertida en una cuadrilla de caballos de fuerza y tener el cinismo de seguir negando que jamás ha sido comprado?; el madrazo que le propinó Vargas Llosa a Gabriel García Márquez en plena exhibición en la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica, ¿Se imaginan al gran premio Nobel del 82 con un chingadazo en el ojo?; y no puede faltar, el pasaje donde el protagonista de El Padrino, Marlon Brando, instruye a Vicente Fox acerca del orgullo de ser mexicano y vivir en suelo tricolor, pobre Chente, me lo bajaron del corcel con todo y Martita; para regresarlos a estudiar la historia de México.

Pero bueno, ya basta de mencionar los pasajes chuscos y polémicos que me movieron la fibra risueña. Como autobiografía debo aceptar que es un buen ejemplo de lo que es el trabajo periodístico, por que contiene santo y seña de todo lo que acusa, afirma y niega.

El señor Scherer hizo su trabajo – al menos eso quiero creer- e investigó minuciosamente cada detalle para contarnos de manera profesional los momentos importante de sus 84 años de vida. Tal vez por este punto, la lectura se nos hace cansada. El pasar de las páginas nos arroja documento tras documento que funge como evidencia de toda su redacción.

Pero bueno cada quien tiene su punto de vista. La mía esta mas que evidente, pero debo recalcar que al finalizar el libro me amplió e incluso me reveló información y pasajes históricos que no conocía o no comprendí en investigaciones pasadas. Puede o no agradarnos su lírica, pero como documento histórico es buen material para los futuros comunicadores, que tenemos la obligación de conocer la mayor parte del círculo periodístico.

Posdata: Para que tengan una idea de cómo se tiran de pedradas, y el rencor es el sentimiento recurrente en varios periodistas, al terminar de leer el apartado de Héctor Aguilar Camín en La Terca Memoria, échenle un vistazo a su columna publicada en el diario Milenio el día 5 de Abril de 2010, titulada: Zambada y Scherer. Como dicen por ahí: cachetada con guante blanco.