Hace una semana que terminé de leer Nada es Para Tanto del rifadísimo Oscar de la Borbolla, y digo rifadísimo por que es un chingón para contarnos una simple historia de manera cómica, sátira y crítica.
La verdad yo no conocía a Oscarito –confieso mi ignorancia- hasta que el profe René nos mencionó sus planes de acordar una cita para poder platicar con él sobre literatura y periodismo; me arrepiento no haber conocido el trabajo de De la Borbolla durante mi pubertad, hubiera tenido grandes planes para mi vida de desmadre a partir de los 15 años, especialmente lo digo por su libro: Nada es Para Tanto… pero claro, los planes hubieran abarcado la parte cachonda y aventurera del personaje, mas no por su vida familiar y personal que esta por los suelos.
Fue chistoso elegir uno de sus libros para leer, pues tiene cerca de 21 obras publicadas y todas con muy buenas críticas, pero un par llamó mi atención en las reseñas de las librerías: Nada es para tanto y Todo está permitido; las dos tocaban la parte íntima y erótica de dos personajes: Gabriel y Gabriela respectivamente para cada obra antes mencionada, entonces pensé –Se me antoja chutarme un librín pa’ morbosear y “faltosear”-
Las dos me convencieron por su contenido erótico, su lenguaje coloquial y por que los protagonistas son cien por ciento mexicanos , y todo mundo sabe, -hasta las parisienses de la novela- lo rifados y hábiles que somos para “ponchar”; hombres y mujeres, por mas santitos y abstemios que se hagan, todos tienen su lado perverso y jariosón.
Terminé por comprar Nada es para Tanto, que era 30 pesos mas barato. Quería los dos pero uno que es pobre no se puede dar esos lujitos a veces, aunque bajita la mano convencí a mi novia de comprar el otro y así me lo pudiera prestar. Como aquel dicho mas repasado que las chicas de Tlalpan: maté dos pájaros de un tiro.
Me tomó solo tres horas terminarlo y les voy a dar solo una probadita: Gabriel es un chico mexicano -quien ya le entraba a la ‘mona’ con acetona desde morro- que heredará la maldición laboral de la familia y tendrá que confeccionar miles de cabelleras piojosas, pero su estúpido pensamiento rebelde y adolescente lo convierte de la noche a la mañana en “gigoló” ofició que termina regresándolo a su cruda y aburrida realidad.
Sarcasmo, sexo, picardía, crítica y realismo: los principales componentes de este libro. Son 157 páginas que lees en una “sentada”. Fueron 157 páginas donde me la pase cagandome de la risa y divirtiéndome. A este libro es lo que yo llamo literalmente: lectura por placer, hay momentos en los que dices –Al chile ese pinche Gabriel es un cabrón: se cogió a 3 francesas, a una costeña bien sabrosa y por ‘poncharselas’ ¡le pagan!- no pues yo quiero un trabajo así.
Después de balconearme, ya puedo hablar seriamente, aunque creo que por mi emotiva descripción ya logré meter la espinita y la curiosidad a la gente de leer a Oscar.
En fin, durante toda la historia de Gabriel identifiqué un estereotipo clásico del mexicano de aquellas tiempos, esos padres que por ignorancia y pendejismo, querían obligar a sus chamacos a heredar la profesión de su tataratatarabisabuelo; por otra parte, me parece ser uno de los primeros escritores en quebrar el tabú del sexo explícito y vulgar en la literatura mexicana, siendo una obra de finales de los 80’s la sociedad estaba ya saliendo de ese conservadurismo imbécil que se tenía en los hogares del país; retrata sarcásticamente la prostitución, la homosexualidad y la vida me la clase popular en el México de la nueva década de los 90`s.
Algo que me pareció interesante es que se burla del destino y la inmadurez ¿Cuántos de nosotros no tuvimos el pensamiento pendejo de largarnos de casa a los 18 años, solo por ser mayores de edad? Yo si lo llegue a pensar, y después de interpretar este punto me cago de la risa de mi mismo.
Peor bueno, ya les conté mi decisión para leer este libro, escogerlo y descubrir que Oscar escribe bien chingón; ahora me retiro a seguir leyendo Todo esta permitido, por que esa Gabriela no hombre es una perversota, ojala muchas chicas siguieran su ejemplo, que obvio muchas van por esos buenos pasos, por algo lo escribió este carnal, lo que me brinca y le preguntare seguro cuando vaya platicar con nosotros es: ¿Quién chingados fue Gabriel y Gabriela? ¿Habrá sido su yo masculino? ¿Se habrá topado a una chica tan sabrosa como Gabriela? El chiste es que no me voy a quedar con la duda y le voy a cuestionar, mientras tanto pues pídanme prestado el libro o no, mejor cómprenlo vale la pena, y mas si aun no se quitan el hábito de engrandecer el ‘conejo’ derecho.
yeah cabron por fin suenas a periodista, neta en buen pedo
ResponderEliminar